Enorme fue la sorpresa que me llevé cuando mis amigas colombianas Diana y su hijita Victoria, me invitaron a asistir a una ceremonia litúrgica católica y en español en este lejano país. Pues, cumpliendo con la invitación acudí hasta el lugar, la Iglesia Católica de Nantang o Catedral de la Inmaculada Concepción, ubicada en todo el frente de la estación de Xuanwumen, el domingo 15 de septiembre, día de mi cumpleaños. Logré llegar solo hasta allá, luego de empezar a familiarizarme con el metro y haciendo transferencia de línea desde mi estación más cercana a la universidad Wudaokou (línea 13) hasta Xizhimen (estación de transferencia para la línea 2) y luego desde la línea 2, hasta la estación de Xuanwumen.
Al llegar al lugar, me encuentre con un lugar impensable en mi mente, se trataba realmente de una iglesia católica con estilo barroco muy europeo y antiguo, y era obvio, puesto que esta iglesia, según me enteré después, tiene una historia de más de 400 años, y fue construida por un jesuita italiano como residencia, inicialmente con la autorización del Emperador Wanli, en ese entonces. Hoy es una de las iglesias más reconocidas de Beijing, y es además la sede del Arzobispado de Beijing, con uno de los pocos arzobispos reconocidos actualmente por el Vaticano y la Iglesia Católica Patriótica de China, un tema algo interesante pero un tanto complejo que tiene mucho que ver con políticas del gobierno chino. Al interior de la iglesia se percibe un ambiente cálido y acogedor, quizás por su parecido a grandes catedrales latinoamericanas y especialmente colombianas.
Un sacerdote italiano de nombre Carlo, que para mi asombro, vino desde Colombia, país donde residió por varios años y donde aprendió el español, es el responsable de ofrecer una misa semanal, los domingos a las 12:30 del día, en italiano y español, para la comunidad italo-hispano hablante que reside en la capital china.
Además de este encuentro con Dios, en un país donde el cristianismo es minoría, tuve la valiosa oportunidad de encontrarme con un gran número de latinos, entre ellos varios colombianos que residen en esta enorme ciudad.
La iglesia, como todo en China, también ha evolucionado, y ahora la tecnología también es utilizada allí. Varias pantallas LED de unas 42 pulgadas cada una, reproducen los cantos, las lecturas y me imagino que alguna información parroquial de interés, mientras se llevan a cabo las ceremonias. Otras dos pantallas, ubicadas a los lados derecho e izquierdo, respectivamente, reproducen la imagen simultánea y en vivo de una cámara de video ubicada justo frente al púlpito (la parte alta donde se celebra la ceremonia), para que los fieles que no están cerca, puedan observar lo que sucede sobre el altar.
Ese día que fui, fue también especial, estaban bautizando un bebé, hijo de dos colombianos, que imagino, nació aquí en Beijing.
Todos los días se ofrecen misas en chino, por sacerdotes chinos para los fieles católicos beijineses, que según las cifras suman unos 60 mil en la capital china.
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